Por Andrés Mojica Coordinador del Centro de Exalumnos
Pamela Ospina, exalumna de la promoción 1999, representa la esencia del espíritu Rochesteriano: gratitud, compromiso y pasión por transformar el mundo. Su vínculo con el Colegio va más allá de sus años de estudiante, pues creció viendo a su madre trabajar en la institución, incorporando desde niña los valores que hoy aplica en su vida personal y profesional.
Tras graduarse como arquitecta de la Universidad Javeriana, Pamela se especializó en diseño de parques y jardines, llevando su creatividad a proyectos de paisajismo y obras civiles. Este camino la llevó de regreso al Colegio Rochester, donde lideró el diseño paisajístico de la nueva sede. Su trabajo convirtió los hábitos constructivos de la Teoría de la Elección en siete jardines que enseñan sobre asociación natural, especies endémicas y sostenibilidad. Estos espacios no solo embellecen el campus, sino que integran el aprendizaje curricular con el entorno natural.
Durante sus 12 años en el Colegio, Pamela encontró grandes maestros y mentores que marcaron su vida. “Siempre agradeceré a Juan Pablo Aljure por enseñarme temas de pensamiento sistémico y sostenibilidad que uso en mi día a día; pero sobre todo porque siempre estuvo al lado mío en momentos de grandes retos a nivel personal. Al igual que Iliana Aljure y Sonia Muñoz, me acompañan cada día de vida al enseñarme a vivir con gratitud, compasión y coherencia”, comparte con emoción.
Hoy, Pamela vive en La Guajira, enseñando diseño y sostenibilidad en un Colegio Internacional, llevando consigo los valores que moldearon su visión. Su especialización en sostenibilidad con el MIT, junto con el Fire Hydrant Award por su proyecto de investigación sobre el café en Centroamérica, son testimonio de su dedicación y excelencia.
“Vivir aquí me ha recordado la importancia de agradecer los privilegios y de asumir nuestra responsabilidad con el territorio y sus comunidades”, reflexiona Pamela, quien aplica las enseñanzas de sostenibilidad y pensamiento sistémico que adquirió en el Colegio.
Pamela Ospina nos inspira a liderar con gratitud y propósito, demostrando que los valores aprendidos en el Colegio Rochester son una herramienta poderosa para construir un futuro más sostenible y humano.Transforming spaces, lives and communities from their Rochesterian DNA.
By Andrés Mojica
Alumni Center Coordinator
Pamela Ospina, alumna of the 1999 graduating class, represents the essence of the Rochesterian spirit: gratitude, commitment and passion for transforming the world. Her bond with the School goes beyond her student years, as she grew up watching her mother work at the institution, incorporating as a child the values that she applies today in her personal and professional life.
After graduating as an architect from the Universidad Javeriana, Pamela specialized in park and garden design, bringing her creativity to landscaping and civil works projects. This path led her back to Rochester School, where she led the landscape design of the new campus. Her work turned the building habits of the Theory of Choice into seven gardens that teach about natural association, endemic species and sustainability. These spaces not only beautify the campus, but integrate curricular learning with the natural environment.
During her 12 years at the School, Pamela encountered great teachers and mentors who shaped her life. “I will always be grateful to Juan Pablo Aljure for teaching me about systems thinking and sustainability, which I use in my daily life; but above all because he was always by my side in times of great challenges on a personal level. Like Iliana Aljure and Sonia Muñoz, they accompany me every day of my life by teaching me to live with gratitude, compassion and coherence”, she shares with emotion.
Today, Pamela lives in La Guajira, teaching design and sustainability at an international school, carrying with her the values that shaped her vision. Her specialization in sustainability with MIT, along with the Fire Hydrant Award for her research project on coffee in Central America, are testament to her dedication and excellence.
“Living here has reminded me of the importance of being grateful for privileges and assuming our responsibility to the territory and its communities,” reflects Pamela, who applies the sustainability and systems thinking lessons she learned at the school.
Pamela Ospina inspires to lead with gratitude and purpose, demonstrating that the values learned at Rochester School are a powerful tool to build a more sustainable and humane future.
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